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Si hay una planta de interior que ha conquistado corazones y espacios en los últimos años, esa es sin duda el Ficus lyrata. Conocida popularmente como higuera de hojas de violín o simplemente árbol lira, esta especie se ha convertido en un verdadero icono del diseño de interiores gracias a la espectacular forma y tamaño de sus hojas, que recuerdan la silueta de una lira o un violín.

Tanto en oficinas, centros comerciales como en casa, tener un Ficus lyrata es mucho más que añadir una planta; es incorporar una pieza escultórica natural que eleva instantáneamente cualquier rincón. Su porte elegante y ese toque tropical que evoca la selva lo han catapultado a la fama, convirtiéndolo en una planta imprescindible para quienes buscan carácter y conexión con la Naturaleza en entornos urbanos.

Más allá de su innegable atractivo visual, muchos atribuyen al Ficus lyrata beneficios para el bienestar e incluso, según principios como el Feng Shui, la capacidad de atraer energías positivas, además de contribuir a purificar el aire.

A pesar de su fama inicial de ser una planta algo ‘caprichosa’, queremos desmitificar esta idea. Cuidar un Ficus lyrata con éxito está al alcance de cualquier aficionado con las pautas adecuadas y acceso a los productos específicos.

En nuestro centro de jardinería, encontrarás todo lo que necesitas, desde los ejemplares más sanos en diferentes formatos, hasta el sustrato, maceta y productos sanitarios, además de nuestro asesoramiento experto.

¿De dónde es originario el Ficus lyrata?

Nuestro protagonista es oriundo de las húmedas y cálidas selvas de tierras bajas del oeste de África, abarcando una vasta zona desde Sierra Leona hasta Camerún.

Comprender este hábitat natural es clave para replicar las condiciones ideales en nuestros hogares. En su entorno, puede crecer como una planta epífita, comenzando su vida sobre otro árbol, o desarrollarse como un árbol independiente, alcanzando alturas imponentes de hasta 15-20 metros.

El Ficus lyrata pertenece a la familia de las Moraceae, donde también encontramos a las populares higueras comunes y las moreras.

Su nombre científico completo es Ficus lyrata Warb., y su denominación es muy descriptiva: ‘Ficus’ es el antiguo término latino para la higuera, mientras que ‘lyrata’ (derivado de ‘lyra’) alude directamente a la forma de sus hojas. Además de ‘higuera hoja de violín’ o ‘árbol lira’, a veces se le llama simplemente ‘lirata’ o ‘pandurata’.

Ficus lyrata decorando un hogar juvenil.

Características del Ficus lyrata.

La estructura de raíces del Ficus lyrata en la naturaleza tiende a expandirse de forma superficial. Al cultivarlo en maceta, esto se traduce en un crecimiento radicular relativamente rápido, lo que nos indicará cuándo es el momento de un trasplante.

En climas adecuados para exterior (algo excepcional en nuestra zona para plantarlo en el suelo directamente), su potencial de crecimiento radicular hace desaconsejable situarlo cerca de cimentaciones.

Cuando lo tenemos en interior, el tallo, especialmente en plantas jóvenes o con forma arbustiva, es inicialmente más corto. Posee una corteza grisácea que puede volverse ligeramente fisurada con el tiempo. Con un cuidado adecuado, el tallo gana robustez y carácter leñoso, contribuyendo a ese porte distinguido.

Pero, sin lugar a dudas, las hojas son la joya de la corona. Son enormes, superando fácilmente los 25 cm de longitud, pudiendo alcanzar incluso 50 cm en condiciones óptimas. Su característica forma de lira o violín, más ancha en el extremo superior y estrechándose hacia la base acorazonada, es inconfundible.

Son de textura gruesa y coriácea, con un verde oscuro brillante en el haz y más pálido y mate en el envés. Se disponen de forma alterna a lo largo del tallo, concentrándose a menudo hacia los extremos de las ramas, creando una corona frondosa.

En cuanto a flores y frutos, en cultivo de interior es muy raro verlos aparecer. Sus diminutas flores quedan ocultas dentro de una estructura carnosa llamada sicono (que es lo que evoluciona al higo).

En la Naturaleza, su polinización depende de avispas muy específicas. El fruto es un higo verde de unos 2.5-3 cm. Aunque comestible, su principal interés está en su rareza en interiores. Las semillas están dentro, pero la propagación por semilla no es un método práctico para aficionados.

Guía Práctica para el cuidado del Ficus lyrata.

Para que nuestro Ficus lyrata se sienta feliz en nuestro hogar, el secreto está en intentar imitar las condiciones de su origen tropical. Prestar atención a la luz, la temperatura, la humedad, el sustrato y el riego es fundamental. En nuestro centro, te proporcionaremos no solo las plantas y materiales necesarios, sino también el conocimiento para lograrlo.

Iluminación:

El Ficus lyrata necesita una ubicación con mucha luz indirecta. El sol intenso, especialmente el de mediodía o tarde en verano, puede quemar sus hojas. Para un crecimiento uniforme, lo giraremos un cuarto de vuelta cada par de semanas. Una vez que encuentra su sitio ideal, prefiere no ser movido. También es muy sensible a las corrientes de aire (frías o calientes y secas), que le causan estrés y pueden provocar caída de hojas.

Temperatura:

Originario del trópico, busca un ambiente cálido y estable. Se siente cómodo entre 15°C y 25°C, pudiendo tolerar hasta 28°C. Es vital protegerlo de temperaturas por debajo de 12°C y, por supuesto, de las heladas.

Humedad:

La humedad ambiental es quizás su mayor exigencia en interiores. Idealmente, le encanta estar entre el 50% y 70% de humedad, con un mínimo aceptable del 40%. El aire seco en nuestros hogares, especialmente con calefacción o aire acondicionado, es su enemigo. Si ves los bordes de las hojas secos, marrones o arrugados, la humedad es probablemente baja. Para mejorarla debemos pulverizar las hojas (con agua sin cal), usa un humidificador, agrupa plantas o coloca la maceta sobre una bandeja con guijarros y agua (sin que la base de la maceta toque el agua).

Sustrato:

Un drenaje excelente es fundamental. El sustrato debe permitir que el agua pase fácilmente para evitar el encharcamiento, que es la principal causa de problemas (pudrición de raíces). Debemos usar un sustrato específico para plantas verdes o de interior de buena calidad. En nuestro centro, te asesoraremos sobre las mejores mezclas disponibles, asegurando un pH entre 6.0 y 7.0.

Maceta:

La maceta es crucial: siempre debe tener agujeros de drenaje. Al trasplantar, elegiremos una maceta 3-5 cm más ancha que la anterior. Las macetas de terracota son ideales porque son porosas y favorecen la aireación y el secado, aunque requieren riegos más frecuentes. Las de plástico retienen más la humedad. Si usas un cubremacetas decorativo, nos aseguraremos de que la maceta interior tenga drenaje y que nunca quede agua estancada en el fondo del cubremacetas después de regar.

Riego:

No hay una frecuencia fija; la clave es observar la humedad del sustrato. Regaremos cuando la capa superior (unos 2-5 cm) se sienta seca al tacto. Es mejor quedarse corto que pasarse: el Ficus lyrata tolera mejor una ligera sequedad que el exceso de humedad. Al regar, lo haremos de forma que todo el sustrato se humedezca, hasta que veamos salir agua por los agujeros de drenaje. Eliminaremos el agua sobrante del plato o cubremacetas a los 20-30 minutos. Es mejor utilizar agua a temperatura ambiente; si podemos, filtrada o dejada reposar 24 horas para que se evapore el cloro.

Abonado:

Para mantener ese follaje espectacular, necesita nutrientes durante su fase de crecimiento. Abonaremos principalmente en primavera y verano. La frecuencia varía según el tipo de fertilizante, pero una pauta común es usar uno líquido para plantas verdes, diluido a la mitad de la dosis recomendada, cada 4-6 semanas. También podemos usar humus de lombriz o barritas de liberación lenta. Sí que suspenderemos el abonado en otoño e invierno, cuando la planta está en reposo vegetativo. Evitar abonar justo después de un trasplante; el sustrato nuevo ya tiene nutrientes.

Poda:

Útil para controlar tamaño, dar forma, mejorar la salud y fomentar una mayor densidad de hojas. Podar estimula la ramificación y evita que la planta crezca solo hacia arriba. Eliminaremos hojas o ramas dañadas, secas o enfermas. El mejor momento es a principios de primavera o durante el crecimiento activo (primavera-verano). Usaremos siempre herramientas de poda limpias y afiladas para evitar infecciones. En nuestro centro, encontrarás tijeras de poda adecuadas. Si queremos que desarrolle un tronco tipo árbol, iremos retirando gradualmente las hojas inferiores a medida que crece, pero sin quitar más del 10% del total a la vez para no estresarla. Una precaución importante: la savia lechosa (látex) que suelta al podar es irritante; usar guantes y proteger las superficies.

Propagación:

Propagar el Ficus lyrata a partir de esquejes de poda, puede ser muy gratificante, aunque requiere paciencia. El final de la primavera o principio del verano son los mejores momentos. El método más común es por esqueje de tallo, aunque también se puede hacer por acodo aéreo. Usar hormonas de enraizamiento (disponibles en nuestro centro) aumenta las posibilidades de éxito.

Plagas y enfermedades del Ficus lyrata.

Una planta feliz y bien cuidada es la mejor defensa contra problemas. La mayoría de las dificultades en interiores vienen por fallos en el riego, la luz o la humedad. Sin embargo, es bueno estar preparado:

  • Plagas comunes:

    ·· Ácaros (Araña Roja): Pequeñísimos arácnidos que dejan telarañas finas y un punteado amarillo/bronceado en hojas. Aman los ambientes secos.
    ·· Cochinillas (Algodonosa y Escama): Algodonosas (masas blancas) o escamas (escuditos adheridos). Chupan savia, debilitan, causan melaza pegajosa que puede llevar a la negrilla.
    ·· Pulgones: Pequeños insectos en brotes tiernos y envés de hojas jóvenes. Deforman hojas y producen melaza.
    ·· Mosca Blanca: Pequeñas moscas que revolotean. Sus larvas en el envés chupan savia.
    ·· Trips: Insectos diminutos que causan manchas plateadas y deformaciones.
    ·· Mosquitos del sustrato: Pequeños mosquitos que indican exceso de humedad. Sus larvas pueden dañar raíces finas.

  • Enfermedades comunes:

    ·· Pudrición de raíces: El más peligroso, casi siempre por exceso de riego o mal drenaje. Hojas inferiores que amarillean, se ablandan, marchitamiento general, mal olor.
    ·· Manchas foliares (Hongos/Bacterias): Manchas marrones/negras en hojas, a menudo con halo amarillo. Favorecidas por alta humedad foliar, mala ventilación, salpicaduras.
    ·· Edema: Trastorno fisiológico por riego irregular. Pequeñas protuberancias rojizas/marrones, sobre todo en el envés.

La prevención es clave.

Inspección regular, limpieza de hojas, buena ventilación, evitar exceso de humedad. Si a pesar de todo aparece un problema, en nuestro centro disponemos de una variedad de productos (fungicidas, acaricidas, insecticidas) y te asesoraremos sobre la mejor opción si las medidas manuales no son suficientes.

En conclusión, el Ficus lyrata es una planta con una presencia increíble que puede transformar tu hogar. Aunque requiere atención a ciertos detalles, cuidarlo es gratificante y totalmente factible.

Pásate por nuestro centro de jardinería en Picassent (Valencia) y descubre ejemplares espectaculares y todo lo que necesitas para que tu higuera de hojas de violín prospere y sea la envidia de todos.

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